La energía eólica se obtiene
mediante el movimiento del aire, es decir, de la energía cinética generada por
efecto de las corrientes de aire o de las vibraciones que el dicho viento
produce. Los molinos de viento se han usado desde hace muchos siglos para moler
el grano, bombear agua u otras tareas que requieren una energía. En la
actualidad se usan aerogeneradores para generar electricidad, especialmente en
áreas expuestas a vientos frecuentes, como zonas costeras, alturas montañosas o
islas. La energía del viento está relacionada con el movimiento de las masas de
aire que se desplazan de áreas de alta presión atmosférica hacia áreas
adyacentes de baja presión, con velocidades proporcionales al gradiente de
presión.2
El impacto medioambiental de este sistema
de obtención de energía es relativamente bajo, pudiéndose nombrar el impacto
estético, porque deforman el paisaje, la muerte de aves por choque con las
aspas de los molinos o la necesidad de extensiones grandes de territorio que se
sustraen de otros usos. Además, este tipo de energía, al igual que la solar o
la hidroeléctrica, están fuertemente condicionadas por las condiciones
climatológicas, siendo aleatoria la disponibilidad de las mismas.
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